De publicatione festorum mobilium in Epiphania Domini A.D. MMXXV

El día de la Epifanía, después del canto del Evangelio, se realiza la publicación de las fiestas móviles del año en curso, obligatoria en las iglesias catedrales, facultativa en otras. Se realiza en el púlpito o ambón o desde el lugar donde se canta el Evangelio, por un sacerdote o diácono revestido con sobrepelliz y pluvial blanco, según la fórmula y canto del Pontifical; si se celebrara el sínodo diocesano, se inserta en el lugar debido según la fecha; en caso contrario se omite la frase relativa a él (Cæremoniale Episcoporum, II, XV, 3. PR, III, al principio). Durante el canto los ministros se acercan al escaño y todos se sientan.

En particular, el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia. Principios y directrices, aprobados por Juan Pablo II a propuesta de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (17 de diciembre de 2001), así se expresa:

« 118. En torno a la solemnidad de la Epifanía, que tiene un origen muy antiguo y un contenido muy rico, han nacido y se han desarrollado muchas tradiciones y expresiones genuinas de piedad popular. Entre estas se pueden recordar:

– el solemne anuncio de la Pascua y de las fiestas principales del año; la recuperación de este anuncio, que se está realizando en diversos lugares, se debe favorecer, pues ayuda a los fieles a descubrir la relación entre la Epifanía y la Pascua, y la orientación de todas las fiestas hacia la mayor de las solemnidades cristianas; »

Reportamos la rúbrica con el texto para el año 2025 y la notación gregoriana; a continuación, las reflexiones extraídas del Año Litúrgico de dom Próspero Guéranger (Le Mans, 1841-1866), con el texto actualizado al año 2025, y algunas notas históricas traducidas del sitio web de la Schola Sainte Cécile.

L

Novéritis, fratres caríssimi, quod annuénte Dei misericórdia, sicut de Nativitáte Dómini nostri Jesu Christi gavísi sumus, ita et de Resurrectióne ejúsdem Salvatóris nostri gáudium vobis annuntiámus.

Die décima sexta Februárii erit Domínica in Septuagésima. Quinta Mártii dies Cínerum, et inítium jejúnii sacratíssimæ Quadragésimæ. Vigésima Aprílis sanctum Pascha Dómini nostri Jesu Christi cum gáudio celebrabitis. Vigésima nona Máji erit Ascénsio Dómini nostri Jesu Christi. Octáva Júnii Festum Pentecóstes. Decíma nona ejúsdem Festum sacratíssimi Córporis Christi. Trigésima Novémbris Domínica prima Advéntus Dómini nostri Jesu Christi, cui est honor et glória, in sæcula sæculórum. Amen.

AQUÍ  para descargar la partitura en formato imprimible.

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EL ANUNCIO DE LA PASCUA

(del Año Litúrgico de dom Próspero Guéranger)

En las catedrales y otras iglesias importantes, después del canto del Evangelio, se anuncia al pueblo el día de la próxima celebración de la Pascua. La costumbre, que se remonta a los primeros siglos de la Iglesia, recuerda el vínculo misterioso que une las grandes solemnidades del año litúrgico, así como la importancia que los fieles deben atribuir a la celebración de la Pascua, que es la más importante de todas y el centro de toda la religión. Después de haber honrado al Rey del pueblo en la Epifanía, nos quedaremos para celebrar, a su debido tiempo, el triunfador sobre la muerte. Esta es la forma en que se hace el anuncio solemne¹:

Habréis reconocido, queridos hermanos, que por la condescendiente misericordia de Dios, así como nos alegramos del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, así os anunciamos también el gozo de la resurrección de nuestro mismo Salvador.

El 16 de febrero será el domingo de la Septuagésima. El 5 de marzo el Miércoles de Cenizas, inicio del ayuno de la santa Cuaresma. Celebraréis con alegría la santa Pascua de nuestro Señor Jesucristo el 20 de abril. El 29 de mayo será la Ascensión de nuestro Señor Jesucristo. El 8 de junio la fiesta de Pentecostés. El 19 del mismo la fiesta del Santísimo Cuerpo de Cristo. El 30 de noviembre el primer domingo del Advenimiento de nuestro Señor Jesucristo, a quien corresponde el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

¹ La fórmula propuesta por Guéranger es evidentemente la anterior a la reforma del Misal tras el Concilio Vaticano II. La fórmula común, que se proclama también en todas las iglesias diocesanas y no sólo en la Catedral, presta mayor atención al origen directo desde la Pascua de los momentos fundamentales del misterio de la Salvación vivido en el ciclo litúrgico. Sin embargo, se pierde la conexión entre Pascua y Navidad, claramente destacada en la liturgia anterior a la reforma, así como el énfasis penitencial en el período de Cuaresma.

Publicación de la fecha de Semana Santa y las de los días festivos móviles el día de la Epifanía

Dado que la Epifanía es la última fiesta del Temporal antes del ciclo pascual, el Romano Pontífice (Pars III. De publicatione festorum mobilium in Epiphania Domini) publica solemnemente, en esta fiesta, en las iglesias catedralicias, la fecha de la Pascua y de las principales fiestas móviles del año. Esta publicación, según las costumbres locales, también podrá realizarse en las iglesias principales y en las iglesias parroquiales.

HISTORIA – Esta tradición se remonta a los primeros tiempos de la Iglesia. El patriarca de Alejandría, donde se encontraban los astrónomos más hábiles del cristianismo, tenía la tarea de enviar la fecha de la solemnidad pascual a los demás patriarcas orientales y al Sumo Pontífice, quien informaba a los metropolitanos de Occidente.

Se cree que el Concilio de Nicea formalizó esta costumbre. Aunque no se menciona la fijación de la fecha de Pascua en los cánones del Concilio de Nicea que se conservan, sabemos que la cuestión fue debatida y definida por el concilio gracias a tres textos: una carta del emperador Constantino, un carta sinodal para la Iglesia de Alejandría y una carta de san Atanasio escrita en el año 369 a los obispos de África. Se cree que en el siglo V san Cirilo de Alejandría escribió una epístola pascual en la que indicaba que «el concilio ecuménico votó por unanimidad que la Iglesia de Alejandría, a causa de sus ilustres astrónomos, comunicara cada año a la Iglesia de Roma la fecha de Pascua, y Roma lo comunicaría a las demás Iglesias.»

Sin embargo, no es seguro que este pasaje se refiera al primer concilio de Nicea.

Muchos Padres de la Iglesia de los primeros siglos hablan de este anuncio de la fecha de Pascua en el momento de la fiesta de la Epifanía. El IV Concilio de Orleans en 541 y el de Auxerre en 578 extendieron su uso a la Galia (sobre este tema consultar el Canon leído en el primer oficio de la Epifanía en el antiguo Breviario parisino).

Muy rápidamente, los obispos tomaron la costumbre de publicar cada año, el 6 de enero, una epistola festivalis, una carta pastoral en la que se anunciaban a los fieles las fechas de la Pascua y las fiestas móviles del año en curso.

Para esta publicación, el rito romano dispone de una fórmula muy desarrollada (el Noveritis) que se canta en la Epifanía: a la proclamación de la fecha de Pascua se añaden también las de la Septuagésima, el Miércoles de Ceniza, el sínodo diocesano, la Ascensión, Pentecostés y el primer domingo de Adviento. El recitativo romano utiliza el mismo tono que el Exultet de la vigilia de la noche pascual, esto le da un sabor de alegría pascual al anuncio de la fecha de Pascua.

REGLAS LITÚRGICAS – En el rito romano, el «Noveritis» se canta en la fiesta de la Epifanía en las catedrales (y en las iglesias parroquiales), después del Evangelio de la misa más solemne del día. La proclamación la hace el archidiácono o, según la costumbre local, el canónigo cantor (el chantre) u otro canónigo. Ataviado con el pluvial blanco, el designado para este oficio se dirige al ambón o atril del Evangelio, adornado con un paño de seda blanca.

Original

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